Tu cerebro en jazz
El Jazz y la ciencia parecieran ser extraños compañeros de cama, pero ambos parten de la base de la carrera de Charles Limb. Por un lado, él es un miembro de la facultad en el Peabody Conservatory of Music en la Johns Hopkins University en Baltimore, MD, y un músico de jazz de por vida. Por el otro lado, él también es doctor y profesor asistente en la Johns Hopkins School del Departamento de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza & Cuello.
“Lo que me gusta del jazz es que en muchas formas es muy no-científico,” dice Limb. “Sabes, cuando escuchas jazz, te das cuenta de que estos músicos, realment viven rompiendo as reglas, de algún modo evitando el control excesivo sobre lo que harán. … Y creo que para un científico que de algún modo prospera controlando variables y realmente teniendo un claro sentido de orden en todas las cosas, la libertad que realmente caracteriza al jazz— es una mezcla inusual.”
Esa mezcla viene por delante y al centro cuando Limb decidió que quería usar la ciencia para estudiar el jazz. En particular, estaba interesado en las bases neurológicas de la improvisación.
“El estado mental, el estado creativo en el que te encuentras cuando estás improvisando es completamente diferente que cuando estás tocando algo que ya has aprendido de memoria,” dice. “Como un músico de jazz durante casi toda mi vida, siempre me he preguntado qué pasa dentro de mi cabeza cuando estoy improvisando algo.”
Así que Limb hizo equipo con el Dr. Allen Braun, su colega (en ese entonces) en el Instituto Nacional de la Sordera o Otros Trastornos de la Comunicación (INSOTC). Ellos desarrollaron un tablero especial que, con la ayuda de una serie de espejos, pudiera ser tocado por alguien que se encontrara dentro de una máquina funcional MRI.
Limb y Braun querían ver si diferentes áreas del cerebro se encontraban activas cuando los músicos tomaban diferentes accesos para tocar. Así que reclutaron a seis pianistas profesionales que eran artistas de jazz, y los hicieron tocar dentro del MRI bajo dos diferentes esquemas:
Baja Complejidad: Los músicos tocaron una escala simple c-major, “algo que habían tocado miles de veces,” dice Limb. Luego improvisaron una escala c-major.
Alta Complejidad: Los músicos tocaron una pieza corta de música previamente memorizada que Limb compuso para el estudio (llamada Magnetism– lo entienden?), como una grabación de un cuarteto de jazz tocada de fondo. Luego improvisron junto con la grabación.
Cuando Limb y Braun miraron a los escaneos del cerebro, la misma cosa sobresalió para ambos esquemas, baja y alta complejidad.
“La improvisación estaba asociada con esta respuesta cerebral muy muy similar, independientemente del nivel de complejidad,” dice Limb. “Así que realmente la parte clave de nuestro papel es que la improvisación—el estado único en el cual te encuentras generando espontáneamente nuevas ideas y tocándolas musicalmente—tiene un tipo característica, estado neural emblemático el cual estamos observando cuando hacemos estos escaneos funcionales. Creemos que realmente dimos en el clavo en lo que sucede en el cerebro durante una improvisación.”
Y lo que sucede es…nada
Limb dice que la cosa más interesante fue que un área se hizo enormemente silenciosa cuando los músicos cambiaron a la improvisación. Esa área, una parte de la corteza pre-frontal, es conocida por ayudarnos a monitorear nuestro comportamiento y desempeño.
“Ésta es una amplia expansión del cerebro que básicamente se apaga durante la improvisación.,” dice Limb, añadiendo, “Una de las cosas que se encuentra cercanamente relacionada es en el auto-monitoreo, y cierta evaluación consciente de lo que estás haciendo. Así que por ejemplo, para juzgar la adecuación o la corrección de tu comportamiento, esta área estaría activa.”
Y Limb dice que para la improvisación del jazz, esto hace sentido.
“Lo que quieres es únicamente generar ideas, y no quieres realmente preocuparte demasiado sobre si sonaron bien,” dice. “No quieres ser inhibido por eso. Y creo que estos músicos son tan peritos que son capaces de entrar en este estado creativo cuando están esencialmente inhibidos muy fácilmente.”
Para cualesquiera músicos amateurs allá afuera esperando que esto pueda llevar a un tipo de pastilla jazz, eso no está en las cartas. Pero Limb dice que es un vistazo único a la psicología de la creatividad, y piensa que los descubrimientos probablemente apliquen a otras creaciones artísticas espontáneas, tales como la pintura o la poesía.
También le han preguntado si usar un MRI para estudiar una forma de arte le quita el misticismo con el que es observada típicamente.
“Aunque hay una tendencia a querer altamente romantizar la creación artística, del tipo de ponerla al nivel de la magia o algo místico– mientras pudiera haber aspectos místicos y mágicos en ella, son productos de la función cerebral,” dice Limb. “Y sin hacer que eso suene mundano, creo que lo que hemos hecho es tratar de dirigir el hecho de que, bueno, pueden ser procesos ordinarios en el cerebro que están dando lugar a estos logros musicales. Para mí esto lo hace de cierta forma más atrayente que únicamente dejarlo en el tipo del mundo abstracto de algo místico.”
Limb añade, “Y por otra parte, creo que la música es tan matemática que cuando comenzamos a poner todas estas cosas juntas– ya conoces la lógica y estructura de la música, la libertad del jazz– y combinamos eso con el hecho de que son realmente productos del cerebro humano, hay cierta correlación lógica que, bueno, si es un producto del cerebro, deberíamos usar herramientas para estudiar el cerebro we should use tools to study the brain para evaluar algo, aún cuando ese algo es tan aparentemente arbitrario como el jazz.”
Por Brad Kloza
Traducido por Ilse Moreno
“Toma 5”El estudio, publicado el 27 de febrero publicación de PLOS ONE,
http://www.sciencentral.com/articles/view.php3?article_id=218393138&cat=1_4