Relaciones entre los parámetros musicales y el movimiento corporal.
Rítmica en general.
El ritmo es la expresión de la vida en nuestro sistema corporal. Hay algo en cada uno de nosotros que “reconoce” la llamada por la cual siente algo que pertenece a su propia constitución, que le conforma y contiene. Desde los procesos formativos, que desarrollará el feto en todo momento de su crecimiento, hasta la conformación ósea, con sus repeticiones y su estética peculiar, tendremos las suficientes capacidades para encontrar en nosotros las “resonancias” por medio de las cuales reconoceremos y vibraremos con las expresiones rítmicas que conforman la vida.
Un conjunto de ladrillos no es un edificio, así como un grupo de neuronas no constituyen un cerebro. Cuando un grupo de unidades idénticas actúan juntas les sucede algo de nivel superior en el sentido de que surge una nueva cualidad que no existía en unidades aisladas. Esto se alcanza cuando las unidades participan en una actividad común. Posteriormente la tendencia a la repetición conduce a la constancia y al orden. Debemos observar que la mayoría de los acontecimientos están regidos por la casualidad y se presentan de manera tan desordenada que no pueden ser predecibles.
Estos acontecimiento encuentran la vía que selecciona y transforma en series constantes los mensajes que provienen del medio. Es la sustancia nerviosa que se organiza a sí misma con este fin. Así, de esta forma, nuestro sistema nervioso va creando el orden donde detecta entidades estables que pueden repetirse. En otras palabras, encasilla los procesos vitales, en general, que después por medio de la voluntad podrán hacerse repetibles.
El pulso es, en nuestro cuerpo, como en la música, el orden tímbrico-repetitivo más ordenado donde reconocemos entidades más estables. La necesidad de su igualdad repetitiva configura la estructura que fundamenta la rítmica. Y el cuerpo en movimiento, en su cualidad motriz, reacciona a él con propiedad y mimetismo. En el músculo, en su conjunto potencial (capacidad cinética, sensible, expresiva, etc.), encontramos el medio más adecuado e idóneo de todo ritmo musical.
Paso a citar, a modo de reflexión en el campo de la acción didáctica, algunas de las actuaciones fundamentales:
• La coordinación como proceso de exteriorización del ritmo interno:
La necesidad del pulso (su igualdad).
Necesidad del movimiento corporal.
El movimiento corporal en relación con “el sentido del tiempo que transcurre”.
Experiencia del transcurso del tiempo por el movimiento real o imaginado (imaginación motriz).
La seguridad y la repetición.
La subdivisión del tempo.
Conceptualización del ritmo.
Maneras propias de concreción tempo-espacial. Expresión.
La premonición rítmica.
Memoria rítmico-motriz.
Observación del tempo interno para una concreción rítmica exterior.
Ajuste y coordinación; capacidad de la puesta a punto.
Acoplarse a un tempo y crear una propio.
• El cuerpo como instrumento: timbres.
• La percusión corporal: coordinación, esfuerzo y expresión.
• Organización métrica: compases.
• Esquemas rítmicos.
• Polirritmia.
• Ritmificación, improvisación y creación.
Acompañamiento al movimiento.
La conjunción de acompañamiento musical al movimiento, o viceversa, proviene de tiempos remotos en los que moverse o “danzar” era también hacer música y en los que tocar un instrumento o cantar también estaba acompañado de un movimiento-danza. En las más sencillas formas primitivas de la música, el acento e impulso rítmico con el cuerpo (patear, dar palmas, chasquear los dedos o golpear otras partes del cuerpo) o con otros utensilios (palos, colgantes, etc.) le daban unidad expresiva, utilizando un punto de partida para el acompañamiento con el medio propio de los instrumentos corporales.
Podremos activar la concreción rítmica buscando la actitud permanente más despierta y consciente de la apreciación auditiva. Esto es:
– la percepción y reacción rítmica,
– la relación pulso y movimiento,
– la relación espacio-tiempo,
– la reacción y reflejo al impulso sonoro,
– la precisión en el conjunto sonido-tiempo-espacio-movimiento,
– y la frase rítmica, si llega a concretarse, su duración y repeticiones.
En el terreno más expresivo y creativo podríamos hallar el “acuerdo” o “encuentro”:
– en la búsqueda de esa relación música-movimiento,
– en la capacidad de concretar una idea,
– y en la capacidad de creación propia.
LEONARDO RIVEIRO HOLGADO.