Origen de la Psicomotricidad
El hombre desde épocas remotas se ha interesado por descubrir él ¿cómo? y el ¿por qué? de su dimensión humana. Durante muchos años e incluso hasta en nuestros días, la mente ha presentado un predominio de importancia por sobre el cuerpo, tal dualismo, ha influenciado la Educación y la ha llevado incluso a entender los aspectos cognitivos, afectivos y motrices, como elementos disociados que funcionan individualmente en la persona humana y su quehacer.
Sin embargo, a raíz de diversos estudios como los realizados por el Dr. Ernest Dupré, revolucionaron la visión que se tenía de los fenómenos psico-corpóreos estableciendo indirectamente la aparición de una nueva línea de investigación y estableciendo bases para una incipiente disciplina. Tales estudios arrojaron como resultado que los trastornos motores no eran causados por lesiones neurológicas propiamente tales, sino que, por una detención en el desarrollo funcional, denominándola “debilidad motriz”; del mismo modo, el Dr. André Collin, introduce posteriormente, la noción de Síndrome Infantil normal Psiconeuromuscular. Estas nuevas investigaciones decisivas en su época, separan lo patológico de lo fisiológico y abren nuevas e interesantes expectativas de investigación que serán continuadas por Wallon, Otzereski, Guillmain, Gesell, Leri y Ajuriaguerra, entre muchos otros. Surge posteriormente el término “trastorno motor” entendido como una disfunción o desorganización de la realización motriz.
El concepto “Psicomotricidad”, nace en su primera etapa como una estrategia que buscaba normalizar las conductas posturales inadecuadas del sujeto, mediante ejercicios motores, los que se sabían conectados a la Psiquis pero no directamente al pensamiento.
En su segunda etapa se amplía el concepto, definiendo la Psicomotricidad como una relación movimiento-pensamiento, utilizando este método como una forma de mejorar la actividad social y el comportamiento de los sujetos, además de apoyar las estructuras básicas para el aprendizaje escolar, tales como esquema corporal, lateralidad, nociones espaciales y temporales. Por último, una tercera etapa influenciada por una corriente más Psicoanalista establece que las perturbaciones psicomotoras eran originadas por fenómenos emocionales que se expresaban en el tono muscular, se propone para esto trabajar con técnicas de relajación, kinesiterapia, gimnasia y psicoterapias tendientes a mejorar y reestructurar la personalidad, eliminando tensiones y mejorando las relaciones con nuestro yo interno y con los demás.
Durante su evolución la Psicomotricidad ha ido incorporando nuevos enfoques y conceptos, muy relacionados con las tendencias impuestas en cada periodo histórico-científico que ha debido enfrentar.
Posteriormente, Aucouturier define la Psicomotricidad como una disciplina que estudia, con un enfoque global, la particular manera del niño de ser y estar en el mundo, denominándola “expresividad psicomotriz “.
Lapierre y Aucoutourier proponen al cuerpo, como instrumento que nos permite vivenciar las diversas cualidades perceptivo-motrices como lo son el equilibrio, la coordinación fina y gruesa y la lateralidad por nombrar algunas, por otro lado, como base y fundamento, encontramos un sustrato cognitivo, que está estrechamente vinculado a la motricidad voluntaria, a la acción y experiencias sensoriomotoras, las cuales posteriormente llamaremos perceptivo motrices; cuerpo propio, esquema corporal, organización y estructuración espacio-temporal, organización semántica a partir de las nociones fundamentales, etc.
Más profundamente todavía, encontramos a la organización tónica, involuntaria, espontánea, la cual es una parte integrante de la vivencia afectiva y emocional, vinculando forzosamente a las pulsiones, a las prohibiciones, a los conflictos relacionales y al inconsciente; un obrar espontáneo cuya significación simbólica no puede ser ignorada. Finalmente, lo que nos parece ser el núcleo más profundo de la personalidad, todo una problemática fantasmática, ligada a la vivencia imaginaria del cuerpo en su relación con el otro y con el mundo. Un imaginario inconsciente que condiciona toda la vida relacional .
Definición concensuada
Asociaciones Españolas de Psicomotricidad: “Basado en una visión global de la persona, él termino “Psicomotricidad” integra las interacciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices, en la capacidad de ser y de expresarse en un contexto psicosocial. La Psicomotricidad, así definida desempeña un papel fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad. Partiendo de esta concepción se desarrollan distintas formas de intervención psicomotriz que encuentra su aplicación, cualquiera que sea su edad, en los ámbitos preventivos, educativos, reeducativo y terapéutico.” Estas prácticas psicomotrices han de conducir a la formación, al perfeccionamiento de profesionales y constituir cada vez más el objeto de investigaciones científicas.
Visión científica de la Psicomotricidad vivenciada
El individuo, durante el transcurso de su vida irá formando, desarrollando, readecuando, e interaccionando permanentemente sus diversas estructuras cognitivas, afectivas y físicas, que han sido establecidas e influenciadas por el factor genético y factor ambiental.
Según Aucouturier, cualquier tipo de conocimiento construido, tiene una estrecha relación con la inteligencia y la afectividad, estas últimas dependen íntimamente de la vivencia corporal y motriz. La disciplina psicomotriz encuentra bases en los siguientes puntos:
Punto de vista neurofisiológico
El ser humano está animado por las interconexiones de tres sistemas de regulación tales como:
El Sistema Cerebro-Espinal: Compuesto por la corteza cerebral, centros subcorticales, médula espinal y ramificaciones de los centros raquídeos y craneales. Controlan y regulan la actividad y características del sistema muscular estriado, encargados de la función locomotora de las distintas partes de cuerpo, al mismo tiempo a nivel cortical se establecen los fenómenos de conciencia, percepción y memorización.
El sistema simpático y parasimpático: Los cuales tienen como efectores a la musculatura lisa, encargados de importantes funciones tales como la nutrición, circulación y respiración.
El sistema hormonal: El cual modifica y regula la composición del medio interno y están conectados a nivel central (mesencéfalo), donde llegan las distintas aferencias sensoriales de los sentidos (vista, tacto, olfato, oído, gusto y kinestesia). Existen una serie de sensaciones que son capaces de provocar respuestas motrices y funcionales adaptadas sin haber sido percibidas y analizadas de manera consciente.
El desarrollo del neoencéfalo, permite al córtex controlar e inhibir en parte las reacciones del paleoencéfalo o corteza primitiva, aunque no las suprima. Estas conexiones corticomesoencefálicas permiten situar esta estrategia, ya que en una primera etapa es necesario que el niño viva su cuerpo de manera espontánea y primitiva por una supresión – inhibición cortical, pero luego en una segunda fase debe ser capaz de transformar esas vagas sensaciones en percepciones corticales precisas, analizarlas y luego conceptualizarlas. Esto parece ser proceso esencial del desarrollo de la inteligencia. Lo mismo ocurre en el plano afectivo cuando un estímulo llega a nivel central, provoca reacciones motrices y orgánicas. El tomar consciencia de las reacciones subcorticales le permiten llegar al niño al dominio corporal.
Punto de vista psicogenético
Aquí la psicocogenética nos enseña a comprender que el niño organiza poco a poco el mundo a partir de su propio cuerpo. El niño desde que nace integra el mundo que lo rodea, comienza a tomar consciencia de los límites del yo corporal y del “no yo”, luego a medida que comienza a crecer, interacciona con las diversas estructuras de su cuerpo a través de datos visuales y propioceptivos, distinguirá y situará las diversas estructuras de su cuerpo, estableciendo en su mente el concepto de unidad, imagen corporal y conciencia corporal, una vez que ha organizado el mundo a partir de su cuerpo entra al mundo de los objetos y de los demás.
La Espaciedad: Partiendo de la organización de su propio cuerpo, del “yo” el niño irá ampliando poco a poco su espacio en su alrededor, y lo hace a través de dos actividades motrices esenciales como los son la locomoción y la prensión.
La temporalidad: La actividad motriz del niño, se expresa en una combinación espacio-tiempo, indiscutiblemente.
La percepción del niño: El se sitúa entre dos umbrales que constituyen los límites sensoriales de lo perceptible, aprendiendo a distinguir y producir estímulos de intensidad, ligados a la reactividad corporal motriz espontánea.
Punto de vista semántico
El niño a través del gesto, responde de forma primera y espontánea frente a un estímulo o situación, de una manera consciente o inconscientemente comunicando sentimientos, conceptos abstractos, nociones perceptuales, etc.
Durante esta evolución poco a poco irá desarrollando el lenguaje, elemento importantísimo en la comunicación, estableciendo directamente relaciones con sus iguales y abriendo puertas al entendimiento.
Punto de vista epistemológico
La epistemología genética estudia la adquisición de conocimientos y procesos intelectuales que permitirán organizar un pensamiento lógico, y esta experimentación de la adquisición nace de la actividad perceptivo-motriz. Permitiendo un análisis perceptivo y su posterior paso a lo abstracto donde el niño relaciona lo vivido.
La práctica psicomotriz permitirá al niño estar en una situación de creatividad y expresión a través del movimiento, liberando impulsos y motivaciones, descubriendo y relacionando frente a una situación que se le presente .
Francisco Javier Retamales Muñoz