Las tres unidades funcionales del cerebro
“Los procesos mentales humanos son, según Luria (1973), sistemas funcionales complejos, que no pueden ser concebidos como procesos localizados en zonas restringidas y limitadas del cerebro. Aunque discurra en su interior a través de la participación de grupos de estructuras cerebrales que trabajan conjuntamente y armoniosamente, la dinámica del trabajo reúne una plurifunción o una co-función de los componentes, cada uno de ellos realizando su contribución particular para la organización global de ese mismo sistema funcional.
El cerebro humano está compuesto, según Luria, por unidades funcionales básicas, cada una de ellas poseyendo una función particular y peculiar, en el todo, que constituye la actividad mental humana en sus múltiples y variadas formas.
Según datos concretos de la patología cerebral humana, hay condiciones suficientemente seguras para distinguir tres unidades fundamentales, cuya participación es necesaria en cualquier tipo de actividad mental, tanto en el movimiento voluntario y en la elaboración práxica y psicomotora, como en la producción del lenguaje oral o escrito.
De una forma esquemática, las tres unidades pueden ser descritas de la siguiente manera:
Unidad funcional
| Factores psicomotores
| Sistemas
| Sustratos anatómicos
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(1º unidad)
Regulación tónica de alerta y de los estados mentales: Atención. Sueño Selección de la información Regulación y activación Vigilancia-tonicidad Facilidad-inhibición Modulación neurotónica Integración Inter .. sensorial | Tonicidad Equilibrio | Formación reticulada . Sistemas vestibulares y propioceptivos | Médula, tronco cerebral Cerebelo Estructuras subtalámicas y talámicas |
(2º unidad)
Recepción, análisis y almacenamiento de la información: Recepción y Análisis y síntesis sensorial Organización espacial y temporal Simbolización esquemática Descodificación y codificación Procesamiento Almacenamiento Integración perceptiva de los propioceptivos y de los telerreceptivos Elaboración gnósica | Lateralidad Noción del cuerpo Estructuración espacio-temporal | Areas Asociativas Corticales (secundarias y terciarias) Centro asociativo posterior | Córtex cerebral Hemisferio izquierdo y derecho Lóbulo parietal (táctilo – kinestésico) Lóbulo occipital (visual) Lóbulo temporal (auditivo) |
(3 ºunidad )
Programación, regulación y verificación De la actividad: Intenciones Planificación motora Elaboración práxica Ejecución Corrección Secuenciación de las operaciones cognitivas | Praxia global Praxia fina | Sistema piramidal ideocinético Areas pre – forntales (6 y 8) Centro asociativo anterior | Córtex motor Córtex pre-(psico)motor Lóvulos forntales |
(…) “La analogía entre el modelo psiconeurológico de Luria y los factores psicomotrices es evidente, pudiendo distinguirse las tres unidades principales, cuya participación es necesaria en cualquier tipo de actividad psicomotriz. La primera unidad regula el tónus y el ajuste postural. La segunda unidad asegura el procesamiento de la información propioceptiva (noción de cuerpo) y extereoceptiva (estructuración espacio-temporal). Finalmente, el tercer programa, regula y verifica la actividad práxica.
En términos ontogenéticos, la organización de estos siete factores también confirma la jerarquización vertical del modelo luriano:
Tonicidad. Adquisiciones neuromusculares, con función táctil e integración de modelos motores antigravitativos (desde el nacimiento a los doce meses).
Equilibrio. Adquisición de la postura bípeda, seguridad gravitatoria, desarrollo de modelos locomotores (de los doce meses a los dos años).
Noción del cuerpo. Noción del Yo, concienciación corporal, percepción corporal, conductas de imitación (de los tres a los cuatro años).
Estructuración espacio-temporal. Desarrollo de la atención selectiva, del procesamiento de la información, coordinación espacio-cuerpo, competencia del lenguaje (de los cuatro a los cinco años).
Praxia global. Coordinación óculo-manual y óculo-pedal, planificación motora, integración rítmica (de los cinco a los seis años)
Praxia fina. Concentración, organización, especialización hemisférica (de los seis a los siete años).”
(…)
DISTRIBUCIÓN DE LAS FUNCIONES CORTICALES SUPERIORES DE LOS DOS HEMISFERIOS
HEMISFERIO IZQUIERDO
| HEMISFERIO DERECHO
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GLOBAL
| Secuenciación de la información Organización y seriación Análisis Funciones todo o nada Proceso elaborativo Proceso conceptual Categorización de las alteraciones del entorno Vigilancia primaria Atención auditiva Ritmo Organización volitiva y consciente | Simultaneidad de la información Organización “ gestáltica ” Síntesis Funciones difusas y graduadas Proceso inmediato emocional Proceso perceptivo Sustentación de la situación del medio o entorno Vigilancia segundaria Atención visual Música Organización involitiva y automática |
LÓBULO
FRONTAL
| Fluidez verbal Regulación del comportamiento por el lenguaje Praxias Escribir Consciencialización Enjuiciamientos verbales | Detección de errores Conciencia social Enjuiciamientos recientes de tipo visual |
LÓBULO
TEMPORAL | Raciocinio verbal Memoria verbal auditiva Vocabulario | Modelos de ritmo Memoria visual a largo plazo Memoria auditiva no verbal |
LÓBULO PARIETAL
Y OCCIPITAL
| Cálculo Lectura Escritura Praxias constructivas Praxias ideacionales Síntesis. Percepción de la forma Adquisiciones asociativas Aprehensión de secuencias | Memoria para las caras Percepción del espacio Percepción del fondo Discriminación Praxia constructiva espacial Memoria visual a corto plazo Reconocimiento visual de objetos y figuras |
Introducción al sistema psicomotor humano
El sistema psicomotor humano (SPMH), que emerge de los fundamentos filogenéticos y ontogenéticos referenciados más atrás, se basa en estructuras simétricas del sistema nervioso, comprendiendo el tronco cerebral, el cerebelo, el mesencéfalo y el diencéfalo, que constituyen la integración y la organización psicomotora, fundamentalmente, de la tonicidad, del equilibrio y de parte de la lateralidad que integran substratos neurológicos de gran pasado filogenético y en cierta forma inherentes a la mayoría de los vertebrados, y también de estructuras asimétricas, comprendiendo los dos hemisferios cerebrales, que aseguran la organización psicomotora de la noción del cuerpo, de la estructura espacio-temporal y de la praxia global y fina, exclusivas de la especie humana, debido a su complejidad organizativa y sistémica.
La dinámica sistémica del SPMH requiere la participación dialéctica y total de las tres unidades funcionales del cerebro propuesta por Luria (1975). Este modelo de organización funcional, ya confirmado por numerosas investigaciones en individuos con múltiples traumatismos y disfunciones, confiere al cerebro la función de la integración, elaboración y expresión del movimiento voluntario.
La primera unidad que comprende las funciones psicológicas vitales de la integración polisensorial y fisiognómica, así como de la atención y de la vigilancia intra-somática, constituye el substrato neurológico de los factores psicomotores de la tonicidad y el equilibrio.
La segunda unidad , que comprende las funciones psicológicas de análisis, síntesis, almacenamiento, asociación visual, auditiva, y táctilo-kinestésica, intra e interneurosensorial, intra e interhemisfériaca, constituye el substrato neurológico de los lóbulos occipital, temporal y parietal responsables de la organización de los factores psicomotores de la noción del cuerpo, de la estructura espacial y temporal.
La tercera unidad , que comprende las funciones psicológicas de planificación, programación y regulación, tiene por misión transformar la información intra y extra-somática en un proyecto motor y una internacionalidad e incluye el substrato neurológico de los lóbulos frontales, responsables de la organización de los factores psicomotores de la praxia global y de la praxia fina (Fonseca, 1985).
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Las tres unidades en permanente interacción forman una constelación de trabajo que procesa la motricidad, organizándola anticipadamente antes que se constituya en producto final. Tal constelación de trabajo, verdadero sistema armonioso y auto-organizado, compuesto de subsistemas repartidos por el todo cerebral, preside a la organización psicomotora humana como conjunto de componentes ordenados e integrados, confiriendo al movimiento voluntario una arquitectura operacional de estructuras corticales y subcorticales. La teoría clásica sobre el movimiento voluntario defendía que éste tendría su origen en las grandes células piramidales del cortex, células con grandes axones que conducen los impulsos a la médula espinal. Se sabe, según Luria 1975, que otras zonas participan en el movimiento voluntario:
1) Zona post-central, que se ocupa del feed-back sensorial táctilo-kinestésico y precedente de los músculos.
2) Zona parieto-occipital, que está implicada en la orientación espacial del movimiento
3) Zona pre-motora, que se ocupa de la secuenciación de comportamiento motor
4) Zona frontal, que tiene por misión la programación de los movimientos.”
LAS HABILIDADES MOTRICES
“Debemos precisar una correcta definición de “habilidad” (…) Se describe como la pericia en una determinada tarea que puede ser modificada o desarrollada con la práctica, representando la capacidad particular de mejorar una actividad específica.
Progresión evolutiva de las habilidades motrices desde el nacimiento a la madurez:
– Movimientos reflejos
– Movimientos rudimentarios elementales: locomoción y manipulación
– Habilidades perceptivas
– Habilidades básicas
– Habilidades genéricas
– Habilidades específicas
– Habilidades especializadas
Habilidades perceptivo-motrices
– Conciencia corporal
– Esquema corporal
– Control y ajuste postural
– Equilibrio
– Lateralidad
– Respiración
– Relajación
– Espacialidad
– Temporalidad (ritmo)
– Coordinación
(…) Las habilidades perceptivo-motrices, podemos decir que son la base de las habilidades básicas, genéricas y específicas y especializadas. El desarrollo de las habilidades perceptivas es de gran interés e importancia para la vida del ser humano, ya que, para que un ser actúe en condiciones que le hagan evolucionar correctamente, dependerá del modo que se perciba a sí mismo ( su cuerpo), cómo perciba el espacio que le rodea y cómo perciba el tiempo.
Como señalan Castañer y Camerino (1991), los contenidos del tipo perceptivo, son susceptibles de aprendizaje y como tales, requieren del movimiento y de la puesta en práctica de las habilidades motrices. Según estos mismos autores la percepción indica la puesta en acción del conocimiento. El proceso perceptivo-motor organiza la entrada de información que hay que sumar a la que ya se posee con el fin de perfeccionar el modelo de respuesta para cada situación. Las consecuencias educativas de esta hipótesis son de gran trascendencia para el desarrollo integral del niño.
(el triángulo tiempo, cuerpo y espacio) será el que debamos tener siempre presente. Adaptado al campo del aprendizaje musical, comulga perfectamente con la propuesta de Dalcroze (1865-1950) –pedagogo musical suizo coetáneo de Piaget-, que establece que para la educación musical es fundamental la vivencia corporal, con el objeto de alcanzar la integración entre pensamiento, sentimiento y acción.
Conviene recordar finalmente que esta interacción entre movimiento y música está en los orígenes de los planteamientos educativos cuyo principal ideólogo, Platón, los llega a considerar como el pilar de la educación:
“Es, pues necesario, que el matemático y todo aquel que ejerza enérgicamente alguna actividad intelectual de también movimiento a su cuerpo y practique gimnasia. Inversamente aquel que cultive cuidadosamente su cuerpo debe también conceder al alma los movimientos compensadores, debe darse juntamente a la música y a la filosofía si quiere que se le pueda llamar con justicia, a la vez, bueno y bello”.(Platón: Timeo 88b).
(…)
ESQUEMA CORPORAL: CONCEPTO
El Esquema Corporal es el conocimiento del propio cuerpo del niño, la toma de conciencia de las partes que los constituyen, de sus posibilidades y limitaciones (Serra, 1991). Según Le Boulch (1979), el Esquema Corporal es la intuición global o conocimiento inmediato del propio cuerpo ya sea en reposo o movimiento, en función de la interrelación de sus partes y de la relación con el espacio y objetos que nos rodean. Para Zapata y Aquino (1983), se entiende por Esquema Corporal aquellas representaciones mentales que tenemos de nuestro propio cuerpo.
Podemos determinar, por tanto que el Esquema Corporal es el conocimiento de las partes del cuerpo y la toma de conciencia de ellas, con el objeto de desenvolvernos con armonía en el espacio que nos rodea y en relación con nuestro iguales. Como bien dice Wallon, se trata del resultado y al mismo tiempo del requisito de una ajustada relación entre el individuo y su medio (Tasset, 1980).
Entre los objetivos que pretende el desarrollo del Esquema Corporal podemos citar:
– Localizar los distintos segmentos corporales de uno mismo.
– Aprender la denominación de cada segmento o parte corporal.
– Localizar los distintos segmentos corporales del compañero.
– Aprender las funciones de cada parte o segmento corporal.
– Aprender a observar.
– Aprender a sentir mejor el cuerpo
– Desenvolvernos con armonía y precisión en el espacio circundante.
(…)
Victor Da Fonseca
Manual de la observación psicomotriz