La percepción auditiva
El sentido del oído es más primitivo que el de la vista. El oído humano dispone de 30.000 fibras nerviosas y es capaz de distinguir unas 340.000 frecuencias diferentes. Su sensibilidad es muy superior a la del ojo. El órgano del oído nos permite, además de escuchar los sonidos, ser conscientes de nuestra posición en el espacio y de nuestros movimientos; controla nuestro sentido del equilibro y nuestra capacidad para realizar movimientos coordinados. El sonido llega a nuestro cerebro a través de este órgano que oye todas las señales acústicas, las clasifica y analiza, las compara con la base de datos sonoros que almacena en la memoria, las reconoce e identifica. Todo ello se hace a nivel inconsciente, y sólo aquellas configuraciones sonoras que el subconsciente considera importantes se envían a la atención consciente. Entonces es cuando oímos. El oído está relacionado con la memoria auditiva: el cerebro registra el estímulo sonoro, conserva su recuerdo a corto y a largo plazo y recupera la información en el momento necesario. La memoria auditiva, como la visual, es global más que analítica: conservamos la imagen sonora con todos sus elementos interrelacionados (melodía, ritmo, timbre, intensidad)
PERCEPCION AUDITIVA
Constituye un prerrequisito para la comunicación. Implica la capacidad para reconocer, discriminar e interpretar estímulos auditivos asociándolos a experiencias previas. Además tiene implicancia en la adquisición de la noción temporal y en la adquisición del lenguaje oral. Está compuesto por:
– Conciencia
– Discriminación
– Asociación
– Memoria
– Combinación de sonidos que constituyen las palabras.
La audición es un fenómeno físico psicobiológico de recepción a distancia es importante en el hombre, que nos permite proyectarnos en nuestro ambiente informándonos acerca de lo que acontece en nuestro alrededor, así mismo nos permite mantenernos alerta o en vigilancia, ya que un fuerte ruido atrae nuestra atención y nos despierta curiosidad acerca de su origen.
Cabe mencionar que la audición es sucesiva a la visión, los sonidos nos imponen la tarea de sintetizarlos, integrarlos y construir significados, siendo así un sentido fundamentalmente activo.
El órgano de la audición contempla tres funciones psicobiológicas importantes:
1. Función de fondo: Donde la audición nos está informando constantemente de lo que pasa alrededor, sin necesidad de atender a estos estímulos en forma voluntaria.
2. Función de alerta: Que nos permite reconocer la procedencia y el tipo de sonido.
3. Función sociológica: La audición nos da el sentido de fluidez que tiene los sonidos que forman el código del lenguaje, lo que nos permite comunicarnos con otras personas, lo cual es una necesidad básica de los seres humanos, ya que somos inminentemente sociales.
Para que exista la percepción auditiva se debe desarrollar los siguientes fenómenos:
1. Fisiológicos: Mediante el cual el órgano se estimula enviando el estímulo sonoro hacia los centros y la corteza.
2. Psíquico – cortical: Mediante el cual se comprende el conjunto de sonidos, se analiza y se archiva.
Es importante señalar que la percepción auditiva al igual que la táctil se manifiesta incluso en el período de gestación (recibiendo el bebe impulsos sonoros, que le permiten sentir y escuchar los latidos del corazón de la madre), además es importante que cuando el bebe ha nacido este reciba estimulación auditiva constante, con el fin de favorecer la conciencia, discriminación, memoria auditiva, etc. ya que estas son importantes tanto en el aprendizaje informal como en el formal, favoreciendo la relación del individuo con su entorno.
Las áreas de entrenamiento a nivel de percepción auditiva son:
Conciencia auditiva:
Básicamente tienen relación con el darnos cuenta que de los estímulos sonoros que están presente en nuestro entorno inmediato. Pero no indica la discriminación de estos estímulos, por ejemplo yo puedo estar expuesto a un sin fin de estímulos ambientales (bocinas, voces, vehículos, pájaros, etc.) tomando conciencia de que estos existen, pero no implica la discriminación precisa de cada uno de ellos.
Memoria auditiva:
Está implícita en ella el grado de memorización del niño a través de la modalidad auditiva, en aspectos que se refieren a evocación, reproducción verbal y retención. Implica necesariamente experiencias previas, por ejemplo recordar la voz de nuestra mamá, recordar la melodía de una canción, etc.
Discriminación auditiva:
Diferenciar sonidos semejantes o diferentes, lo cual implica evocar experiencias previas, por ejemplo diferenciar entre muchas voces femeninas la voz de nuestra mamá, diferenciar entre los sonidos emitidos por los distintos animales, etc.
Discriminación de sonidos iniciales:
Estos se hacen importantes en el apresto de la lectura, por lo cual es importante que los sonidos sean familiares al contexto del niño, y no que sean presentados en forma aislada, por ejemplo: pedirle a los niños que nombren a sus compañeros cuyos nombres empiecen con igual sonido (marta, María, Maricela, etc.)
Discriminación de sonidos finales:
Estos se deben trabajar en forma sucesiva o conjunta a la discriminación de sonidos iniciales, por ejemplo: trabajar con las rimas o poesías cortas de modo que estos sonidos se hagan más evidentes, y más fáciles de retener por el niño.
Análisis fónico:
Tiene como prerrequisito la memoria fina especialmente los sonidos iniciales y finales, y además de la percepción visual, y tiene que establecer la equivalencia entre sonido y su equivalencia gráfica. Para lograr el dominio del código escrito el niño debe manejar asociaciones letra-sonido, y también ser capaz de aplicarla decodificando palabras impresas que no corresponden a su vocabulario visual. Por ejemplo, colocar una serie de ilustraciones que tengan un mismo sonido y una como elemento distractor y pedirle al niño que reconozca cual no corresponde (pato, pala, pata, rata).
Los déficit en la percepción auditiva los podemos clasificar según su gravedad en hipoacusias y sorderas:
Hipoacusia:
Es una pérdida parcial de audición, que no le impide al sujeto adquirir el lenguaje por vía natural. Se puede dividir según el grado de pérdida auditiva: Leve (16 a 30 db), moderada (30 a 45 db), severa (45 a 60 db), profunda (60 a 80 db). Además lo podemos clasificar según la localización de la lesión en hipoacusias de transmisión donde se encuentra dañado el oído externo o el medio; hipoacusias neurosensoriales el daño se localiza en el oído interno.
Sordera:
Es aquella en que la persona tiene una pérdida auditiva de 80 o más decibeles. Además impide la adquisición del lenguaje por vía natural, por lo que utiliza el lenguaje gestual como lengua materna.
Además podemos distinguir problemas de agnosia auditiva, la cual es una lesión en el lóbulo temporal superior. Si la lesión es izquierda afecta la comprensión verbal produciendo el cuadro de sordera pura, el paciente reconoce todo tipo de sonidos elementales y complejos, pero no puede identificar el significado de las palabra. Si la lesión se produce en el lado derecho se alterará el sentido de los sonidos musicales.
Recopilación de Natalia Bernabeu Morón
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