La música desarrolla el lenguaje
Científicos que investigan en la Universidad del Noroeste, de Illinois, Estados Unidos, acaban de demostrar que aprender música mejora el uso y aprendizaje del lenguaje. La razón es que el entrenamiento musical estimula la sensibilidad para pronunciar sonidos. De tal modo que al aprender música no sólo se desarrolla una mayor sensibilidad musical sino también mayor sensibilidad para el lenguaje. “La experiencia musical beneficia a los niños en gran cantidad de actividades”, señaló Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de la Universidad del Noroeste. El estudio que saldrá publicado en la edición Nature Neuroscience de abril puntualiza que la experiencia musical a edades muy tempranas de la vida afina la capacidad auditiva cerebral respecto de diversos tonos sonoros. Durante la investigación se hizo escuchar la palabra del mandarín mi a veinte adultos que miraban una película. La mitad de ellos tenía una experiencia musical de al menos seis años y habían empezado a entrenarse antes de los doce. El resto no tenía experiencia musical o habían estudiado música por dos años. Todos hablaban inglés como lengua nativa pero no tenían noción alguna del mandarín (una lengua tonal). Los investigadores emplearon métodos electrofisiológicos para medir y graficar la habilidad del tronco cerebral de los 20 participantes para decodificar las tres intensidades de los tonos del mi. En lenguaje tonal los cambios de tono afectan al significado de las palabras. De tal modo que la palabra mandarín mi en cierto tono significa “entrecerrar”, en un tono más alto es “desconcertar” y en un tono mucho más bajo significa “arroz”. En inglés, en cambio, la intensidad tonal refleja entonaciones. Tal el caso de cuando se hace una pregunta. “Aún y con la atención focalizada en la película y siendo que los sonidos de la palabra mi no tenían ningún significado lingüístico o musical para ellos, hallamos que las personas bajo estudio que tenían entrenamiento musical contaban con más habilidades para distinguir los tres tonos diferentes que las que no tenían ninguna práctica de música”, señaló Patrick Wong, autor de “La Experiencia musical como codificadora de los patrones lingüísticos cerebrales” y parte del equipo. El estudio realizado por Wong, Kraus, Erika Skoe, Nicole Russo y Tasha Dees representa una nueva forma de definir las relaciones entre el tronco cerebral —parte inferior del cerebro que no solía asociarse con procesos complejos— y el neocortex —parte de la corteza cerebral involucrada en funciones complejas tales como la percepción sensorial, el lenguaje, las funciones motoras y el pensamiento consciente.
Pilar Ferreyra
http://www.clarin.com/diario/2007/03/13/sociedad/s-03504.htm>