La Manipulación
El acceso al conocimiento tiene sus orígenes en la acción, la manipulación y la experimentación.
Las formas de manipulación
Las acciones de los niños sobre los objetos se dividen en tres grandes grupos que incluyen la manipulación aleatoria (que suele complementarse con la manipulación exploratoria), la manipulación guiada y, finalmente, la manipulación autodirigida.
El acceso al concepto no nace tampoco espontáneamente de la manipulación directa, sino que también depende del grado de evolución de las estructuras cognitivas (como la percepción, la memoria y la atención) que permiten reflexionar sobre el resultado de la acción y de la mediación del adulto. Recordemos que las estructuras cognitivas se construyen por medio de la interacción entre un componente biológico, la maduración del sistema nervioso que amplía las posibilidades cognitivas y de acción del sujeto, que reúne, elige, separa o distribuye los objetos, y un componente social, o la influencia del entorno que actualiza el funcionamiento de las posibilidades cognitivas y del sujeto por medio del lenguaje y las funciones simbólicas. (…)
La manipulación no es la puerta de entrada automática a la abstracción: no es porque el niño ha hecho algo que ha entendido y, en su evolución cognitiva, le faltan a veces unos años para salvar el abismo que separa el hacer del entender. Entre la función perceptivo motriz y la representación operatoria intervienen las estructuras cognitivas (conjunto de reglas de transformación que determinan el funcionamiento cognitivo en un momento dado) de análisis-comprensión y no sólo las de descripción: decir lo que yo he hecho no significa que haya entendido lo que ha pasado, lo que he abstraído de lo experimentado, la esencia del conocimiento.
Las actividades manipulatorias no deben ser en ningún momento un fin en sí, pues, de ese modo, podrían paralizar el razonamiento del niño y lo limitarían a lo que es observable (…) Así pues, no hay que creer que manipulando se puede entender todo: nuestras estructuras cognitivas tienen que permitírnoslo. Sólo entonces, será posible la categorización. No obstante, el hecho de reagrupar a través de la acción motriz los objetos, de ensayar diferentes combinaciones y de corregir los errores, consolida y concreta las relaciones entre los objetos, y sirve de detonante. El paso del juego con material, a la interiorización y a la traducción a través del material, conduce a la resolución del problema; no se trata de manipular por manipular, sino de manipular para traducir y transformar la acción en reflexión, la comprensión sin desprenderse espontáneamente de la manipulación.
Así, pues, no hay que creer que manipulando, se puede entender todo: nuestras estructuras cognitivas tienen que permitírnoslo. Sólo así será posible la categorización.
Roberto Rigal
Educación motriz y educación psicomotriz en Preescolar y Primaria. Ed INDE. Barcelona, 2006