La coordinación entre miembros del cuerpo.
gruesa
El desarrollo de la motricidad es un hito profundamente significativo de la primera infancia. Aunque los educadores de niños pequeños suelen saber de la categoría de la motricidad gruesa, la sub-categoría de la coordinación entre miembros necesita recibir una mayor atención de la que recibe típicamente entre los maestros de niños pequeños. La coordinación entre miembros tiene que ver principalmente con movimientos muy rítmicos que requieren el uso secuencial y simultáneo de ambos lados del cuerpo. En el presente artículo se presenta un repaso breve de la literatura sobre la coordinación entre miembros y se describe el desarrollo de la misma en niños pequeños. También se presentan elementos ejemplares de análisis potenciales y actividades que los educadores de niños pequeños pueden usar para ayudar a identificar a niños que tienen problemas de coordinación y diseñar un programa de movimiento para todos los niños que trate el desarrollo de la coordinación entre miembros.
Clasificacion
Entre las clasificaciones generales de la motricidad que típicamente se describen (motricidad fina, visual y gruesa), una faceta de la función motora que ha recibido en años recientes más atención de los investigadores es la coordinación entre miembros. Hay indicios que esta faceta del comportamiento motor diferencia el rendimiento académico en ciertas poblaciones de niños pequeños (Bobbio, Gabbard, Gonçalves, Barros Filho y Morcillo, en prensa). Nuestra intención en el presente artículo es (1) describir la coordinación entre miembros y el desarrollo de la misma, (2) presentar ejemplos de análisis y actividades y (3) hacer recomendaciones para educadores de niños pequeños.
Tipos de coordinación entre miembros
La coordinación entre miembros incluye principalmente los movimientos muy rítmicos que requieren el uso secuencial y simultáneo de ambos lados del cuerpo. Más precisamente, implica el cronometraje de ciclos motores de los miembros, unos en relación con otros (Swinnen y Carson, 2002). Tales acciones se dividen comúnmente en dos categorías: la coordinación bimanual y la coordinación de manos y pies.
Coordinación bimanual
Este movimiento consta de la coordinación hábil de los dos brazos en una acción bimanual. Los movimientos bimanuales requieren la coordinación en un solo miembro así como la integración y secuenciación de acciones de dos o más miembros (por ej., la coordinación entre miembros). La coordinación bimanual representa un sistema complejo y auto-organizador que se halla sujeto a limitaciones tanto internas (bio-psicológicas) como contextuales (de la tarea inmediata). Se ha sugerido que el desarrollo de la transferencia inter-hemisférica (Cardoso de Oliveira, 2002; Fagard, Hardy-Léger, Kervella y Marks, 2001) y el cuerpo calloso tienen una función importante en este proceso (Kennerley, Diedrichsen, Hazeltine, Semjen y Ivry, 2002; Muetzel, Collins, Mueller, Schiessel, Lim y Luciana, 2008). El cuerpo calloso es una estructura cerebral ubicada en la cisura longitudinal que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. La función principal de dicho cuerpo es facilitar la comunicación entre los dos hemisferios; proceso esencial para la coordinación entre miembros. Brakke, Fragaszy, Simpson, Hoy y Cummins-Sebree (2007), quienes estudiaron a bebés, notaron que la coordinación bimanual tiene una importancia clara para el funcionamiento adaptivo humano, aunque tenemos una comprensión incompleta del desarrollo de la misma durante la infancia.
Aunque se pueden observar en el repertorio de movimientos de un individuo varios tipos de acciones bimanuales, la mayoría de las tareas investigadas se han enfocado en los patrones de coordinación que aparecen en movimientos cíclicos: por ejemplo, dar golpecitos continuamente con el dedo índice de cada mano, dar golpes con el dedo de una mano a la vez que se traza un círculo con la otra, o dibujar círculos con ambas manos. Los estudios sobre tales tareas indican que existe evidencia para el control entre las dos manos a aproximadamente los 4 años de edad. Por lo general, varios cambios significativos del desarrollo ocurren entre las edades de 4 y 10 años (por ej., Fagard et al., 2001; Otte y van Mier, 2006; Pellegrini, Andrade y Teixeira, 2004; Robertson, Bacher y Huntington, 2001).
Según Brakke y sus colegas (2007), los niños manifiestan más variación que los adultos en el cronometraje de muchos movimientos bimanuales. Por ejemplo, los tiempos de reacción entre una secuencia o ciclo de acción y el otro tal vez no sean estables. En aquel estudio se pidió que niños trazaran dos círculos a la vez usando ambas manos. Los niños no lo hicieron tan rápida ni establemente como los adultos que realizaron la misma tarea; en otras palabras, una mano infantil se adelantaba a la otra durante la tarea. Los niños también tienden a moverse a un ritmo más lento al realizar acciones iterativas, como dar golpes con el dedo o dibujar círculos, en comparación con los adultos (Fagard et al., 2001).
Coordinación de manos y pies
Esta clase de coordinación entre miembros implica la coordinación doble y simultánea de las extremidades superiores e inferiores. Tales acciones se realizan usando las extremidades superiores e inferiores ipsilaterales (al mismo lado del cuerpo) o con movimientos contralaterales que requieren la coordinación de extremidades de ambos lados del cuerpo. Por lo general, la coordinación rítmica de extremidades no homólogas (por ej., la mano y el pie) es aún más difícil de lograr que los movimientos bimanuales a causa de diferencias mecánicas entre las extremidades.
Tareas típicas de coordinación de manos y pies incluyen batir las palmas a la vez de caminar, y dar golpes con las manos y los pies al compás de un ritmo seleccionado. La evaluación en muchos casos implica observar la capacidad del niño de sincronizar las extremidades con un compás rítmico. Mackenzie, Getchell, Deutsch, Wilms-Floet, Clark y Whitall (2008) notan que en el caso de niños que experimentan dificultades, como aquellos que sufren del Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (Developmental Coordination Disorder en inglés), no queda claro si el problema se debe a una incapacidad fundamental de coordinar las extremidades (sin indicios externos) o, en cambio, a una incapacidad de corresponder los indicios externos (el compás rítmico asignado) a las reacciones motoras, con efectos consecuentes en la coordinación de los miembros.
Como parece ser el caso con el desarrollo de la coordinación bimanual, los estudios muestran un período de mejoras significativas entre los 4 y los 10 años de edad en la coordinación de manos y pies (Cavallari, Cerri y Baldissera, 2001; Getchell, 2006; Getchell y Whitall, 2003). Sin embargo, como observación general, la coordinación de manos y pies se les hace más difícil a los niños pequeños que las acciones bimanuales (Cavallari et al., 2001; Swinnen y Carson, 2002). Por ejemplo, los niños pequeños encuentran que es más fácil batir las palmas que batir las palmas a la vez de caminar.
Tatiana Bobbio
Universidad Estatal de Campinas (Brasil)
Carl Gabbard y Priscila Caçola
Universidad A&M de Texas
Fuente: http://ecrp.uiuc.edu/v11n2/bobbio-sp.html