Espacialidad, Temporalidad, Coordinación
- ESPACIALIDAD
El espacio es el lugar donde nos movemos, y viene determinado por los estímulos que en él se producen. La Espacialidad se puede dividir en Orientación espacial, Estructuración espacial y Organización espacial. La orientación y estructuración espacial constituyen los pilares base que posibilitan el movimiento del niño para organizar el espacio (Castañer & Camerino, 1991). La orientación espacial se puede entender como la aptitud para mantener constante la localización del propio cuerpo con respecto a la posición de los objetos, como para posicionar esos objetos en función de dónde estemos situados nosotros.
La estructuración espacial, permite saber cómo está estructurado el espacio a partir de diversas categorías de relaciones espaciales que nos dan la percepción de vecindad, separación, orden, sucesión entre objetos, relación topológica, etc., permitiendo situar los objetos o los elementos de un mismo objeto con relación a los demás (relaciones proyectivas), o coordinar los objetos entre sí en relación con un sistema o unas coordenadas de referencia, implicando poner en juego medidas de longitud, volumen y superficie.
La organización espacial, permite al niño organizar el espacio partiendo de la orientación y estructuración espacial, y se basa en la vivencia motriz y perceptiva inmediata que el niño posee del espacio en sus edades iniciales (0-7 años), y en su capacidad de analizar estos datos perceptivos inmediatos con profundidad, elaborando relaciones espaciales de mayor complejidad (de los 7 años en adelante).
Los objetivos que se persiguen con el trabajo de la Espacialidad son los siguientes:
– Ser capaz de reconocer las distancias de un objeto respecto a uno mismo.
– Identificar las distancias entre objetos.
– Diferenciar entre espacio propio, próximo y lejano.
– Ser capaz de proyectar el propio cuerpo en el espacio circundante.
– Saber conjugar diversos elementos de estructura espacial (alturas, planos, distancias, ejes…)
- TEMPORALIDAD
La Espacialidad no puede separarse de la Temporalidad y viceversa, ya que todas las situaciones y movimientos se van a dar en un espacio y en un tiempo determinado. La podemos definir como la forma de conciencia de la realidad que percibimos a partir de los cambios o hechos que suceden. Estos cambios se pueden evidenciar tanto por la secuencialidad de sus puntos de referencia: orden, primer componente de la percepción temporal, como por la duración, que es el tiempo físico medido en minutos, segundos, etc, que separa dos puntos de referencia, el cual es el segundo componente de la percepción temporal. El orden define la sucesión que hay entre los acontecimientos que se producen, unos a continuación de otros, y esta percepción del orden sólo va a ser posible si los estímulos son susceptibles de organizarse entre ellos, y la duración es la medida del intervalo temporal que separa dos puntos de referencia.
Respecto a la percepción de la duración, ésta va a depender según Serra (1991), de los siguientes factores: la edad (con la edad la percepción de la duración se mejora), las tareas (las tareas realizadas por uno mismo hacen que la duración de la misma parezca menor, aunque si aumenta el número de estímulos en esa tarea habrá sobreestimación del tiempo) y las características del sujeto (motivación, experiencia, personalidad, etc.)
Entre los conceptos que se deben trabajar con los niños para adquirir el dominio de la noción temporal según Cuenca & Rodao (1986), podemos citar los siguientes (al principio, al final, día, noche, amanecer, anochecer, por la mañana, mañana, por la tarde, mediodía, ayer, hoy, primavera, verano, otoño, invierno, días de la semana, horas…). En cuanto a los aspectos de duración, sucesión y simultaneidad, podemos trabajar con los siguientes conceptos (antes, ahora, luego, después, anteriormente, posteriormente, pronto, tarde, temprano, durante, primero, segundo, último, al mismo tiempo, entonces, poco tiempo, mucho tiempo, enseguida…)
- COORDINACIÓN
La Coordinación es la interacción armoniosa y en lo posible económica de los músculos, nervios y sentidos, con el fin de traducir acciones cinéticas precisas y equilibradas (motricidad voluntaria) y reacciones rápidas y adaptadas a cada situación (Ortega & Blázquez, 1982).
Para Bucher (1982), la Coordinación viene a ser la evaluación de las posibilidades que tiene el sujeto de contraer aisladamente distintos grupos musculares en función del movimiento solicitado, y de realizar a la vez, movimientos que impliquen varios segmentos corporales.
Queremos dejar constancia de que aunque analicemos la Coordinación como una habilidad más dentro de las habilidades perceptivas, va a ser una habilidad incardinada en el resto, ya que toda habilidad tiene un componente coordinativo muy elevado. En este sentido a la Coordinación podríamos bautizarla como la “madre” del resto de las habilidades motrices. De hecho, en muchos de los supuestos prácticos de diferentes tipos de Coordinación, como por ejemplo la Coordinación óculo-manual, utilizamos para su desarrollo de otras habilidades como puede ser el bote, los lanzamientos o las recepciones. Lo mismo ocurre con la Coordinación estática, que se trabaja a través de ejercicios de equilibración.
Existen diversas clasificaciones sobre la habilidad Coordinación que se han ido transfiriendo de especialistas a especialistas, enriqueciéndose algunas y sintetizándose otras. Para el objeto de nuestro estudio nos basaremos en la siguiente clasificación por su sencillez de comprensión. Dicha clasificación, divide la Coordinación en:
– Coordinación Dinámico-General (Coordinación de numerosos grupos musculares interviniendo al unísono)
– Coordinación Estática (Coordinación de los distintos grupos musculares estando el cuerpo estático -equilibración-)
– Coordinación Segmentaria (Coordinación entre algún segmento corporal y la visión)
– Coordinación ojo-mano.
– Coordinación ojo-pie.
– Coordinación ojo-cabeza.
Otras experiencias sobre percepcion espacial
Compilado por Gipem