ACERCA DEL GESTO
Características
Jaques-Dalcroze dijo alguna vez “ningún movimiento corporal tiene valor en sí mismo”; y “el gesto por sí mismo no es nada, su valor reside enteramente en el sentimiento que lo inspira”. Más cercano a nosotros en el tiempo, Antonin Artaud (1948, p. 133) nos dejaría este poema:
Esta mañana
yo que lo he inventado todo
por primera vez he comprendido
la diferencia
entre una sensación
y un sentimiento
en la sensación
se toma lo que viene
en el sentimiento
se interviene
(…)
Esta intervención subjetiva puede ser gratuita o calculada, intuitiva o reflexiva. De ella dependerá el significado expresivo o estético del gesto o de la obra (…)
Dinámica del gesto
Imprime al movimiento –corporal, musical- su calidad energética, su ritmo, su dirección, su dinamismo. Confiere al gesto su fuerza, su peso, sus matices y su valor plástico, modificando las relaciones recíprocas entre el espacio y el tiempo en los que se inscribe.
Los puntos de partida y de llegada del gesto
Si hay algún campo del movimiento sobre cuya importancia Jaques-Dalcroze no dejó nunca de insistir es sobre éste:
La técnica corporal del ritmo debe tener por objeto, indiscutiblemente, el estudio de los puntos de partida del movimiento y de sus relaciones con los puntos de llegada, en todos los matices de duración y de energía y en todas sus dimensiones del espacio
El individuo siente tres sensaciones: la del comienzo de actividad del gesto, la de su recorrido y la de su fin. (…Pero) estas sensaciones cambian totalmente de carácter dependiendo de si el miembro que se mueve se pone en acción en una y otra de sus partes o incluso de qué miembro inicia la puesta en marcha general. El gesto de un brazo puede tener como punto de partida el hombro, el codo, la mano o un dedo. Si el brazo está adosado al torso, implica a éste en su movimiento, mientras que en otros casos es un movimiento de giro de caderas o de piernas el que implica al torso. Este, a su vez, puede implicar a los brazos (etc…) (1945, pp. 216-217)
Pero el punto de partida del gesto también puede consistir en un desplazamiento del equilibrio del cuerpo entero o, como ya hemos visto, en un movimiento respiratorio. Y la dirección que tome puede estar determinada por la voluntad de obedecer al peso o por la de escapar de él (cf. J. D. , 1922ª, pp. 6-7). O puede venir impuesta desde el exterior por un punto de llegada preexistente, que sirve de objetivo al movimiento
El estudio de los gestos y de sus encadenamientos
(…) Es preciso establecer relaciones entre los movimientos corporales y construir “puentes” entre su punto de partida y su punto de llegada, si se quiere conferirles un valor estético y permitirles que vehiculen con flexibilidad y elasticidad las emociones y los sentimientos (1945, pp. 214-215)
Ser rítmico no es sólo estar en posesión de una cierta cantidad de ritmos motores, cerebrales o físicos. Es saber y poder pasar con flexibilidad y si dificultades de un acto al acto siguiente, de un pensamiento al otro (ibid., p. 254).
(…) cada ritmo creado por la sucesión de contracciones y relajaciones musculares despierte otro ritmo en los grupos musculares continuos y se propague por todas las partes del ser (J.D., ibid., p. 216).
Otra visión del fenómeno: Ref: Revista “El Correo de la UNESCO”
Signo y señal
Un gesto es un movimiento que envía un signo visual a un observador.
Para convertirse en gesto, un acto debe ser visto y comunicar una información. Y ello, sea porque quien hace el gesto decide enviar una señal (como cuando se hace señas con la mano) o por accidente (como cuando estornuda).
La señal con la mano es un gesto primario, porque no tiene otra existencia o función. Es un mero acto de comunicación. El estornudo, en cambio, es un gesto secundario o accidental. Su función primordial es mecánica y tiene que ver con el problema respiratorio del que estornuda. En su papel secundario, si embargo, transmite en mensaje a los que lo rodean, advirtiéndoles que es posible que haya cogido un catarro.
La mayoría de la gente tiende a limitar el empleo del término “gesto “a su forma primaria (del tipo de las señas con al mano). Lo que cuenta no son los signos que pensamos emitir, sino los que se captan. Los observadores no distinguen entre nuestros gestos intencionales, gestos primarios, y los que no lo son, gestos accidentales. En cierto modo los gestos accidentales son los más reveladores, simplemente porque escapan a toda autocensura o manipulación de nuestra parte.
Gestos y palabras
La gama muy amplia de gestos que acompañan la palabra se basa en una relación, pero menos respecto de sí mismos (porque esos gestos a menudo se realizan inconscientemente) que de los demás. (…)
Todo el mundo ha observado que se hacen gestos al hablar por teléfono, lo que demuestra lo profunda que es esa asociación, que va mucho más allá de una simple función fática.
A la inversa, la especificidad de la relación se manifiesta también en el hecho de que la falta de gestos en el discurso sólo puede obedecer a un rechazo voluntario y, de modo más general, de carácter cultural; este rechazo se expresa con las actitudes apropiadas: por ejemplo, los brazos pegados al cuerpo para ciertos textos rituales, o, en las sociedades en las que no se considera decente que las mujeres hagan gestos al relatar, las manos apretadas entre los muslos.
Aunque los gestos de la comunicación se ejecuten la más de las veces de manera casi inconsciente, los propios locutores consideran que cumplen funciones muy precisas. Acompañan, subrayan recalcan sus palabras. Establecen o mantienen la comunicación (función fática). En caso de la narración oral (trátese de literatura oral codificada o de relatos que se introducen espontáneamente en la conversación corriente), desempeñan una función de dramatización (en el sentido etimológico del término) muy apreciada por los auditores. Por último, a veces reemplazan totalmente al enunciado, sea porque éste se considera inútil dado el valor particularmente expresivo del gesto (caso de los emblemas), o porque se estima que el enunciado es demasiado violento o excesivamente peligroso.
Ahondando aún más, puede hablarse de una verdadera relación de complementariedad entre los gestos y el discurso, en la que se estima que esos gestos son uno de los resortes esenciales de la comunicación que no podría establecer sin ellos.
Bachmann, Marie Laure
La rítmica de J. Dalcroze, Revista El Correo de la UNESCO