¿Crees que puedes bailar?
La habilidad para ensayar un movimiento en tu mente es, de hecho, vital para adquirir habilidades motoras. En 2006, Emily S. Cross, Scott T. Grafton y sus colegas en el Colegio Dartmouth se plantearon la interrogante de si los circuitos de imitación en el cerebro incrementan su actividad conforme el aprendizaje tiene lugar. A lo largo de varias semanas, el equipo realizó escaneos funcionales con MRI(2) de bailarines, mientras ellos aprendían una secuencia dancística moderna y compleja. Durante los escaneos, los sujetos miraban videoclips de cinco segundos, que exhibían, ya sea los movimientos que ellos estaban perfeccionado u otros pasos no relacionados. Después de cada videoclip, los sujetos puntuaban que tan bien consideraban que podrían ellos ejecutar los movimientos vistos. Los resultados confirmaron lo postulado por Calvo-Merino y sus colegas. La actividad en la corteza premotora se incrementaba durante el entrenamiento y estaba correlacionada con la evaluación que el sujeto hacía de su habilidad para ejecutar el segmento de danza observado.
Ambas investigaciones, resaltaron el hecho de que el aprendizaje de una secuencia motora compleja activa, además de un sistema motor directo para el control de las contracciones musculares, un sistema de planeación de movimientos, que contiene información acerca de la habilidad de cuerpo para llevar a cabo un movimiento específico. Mientras más experimentada se vuelve una persona en algún patrón de movimiento, mejor puede imaginar cómo se siente ese patrón y es probable que le cueste menos trabajo llevarlo a cabo.
Como lo muestra nuestra investigación, sin embargo, la habilidad para estimular una secuencia dancística – o un servicio en un juego de tennis, o un swing en golf – en la mente no es simplemente visual, como estos estudios puede sugerir; también es kinestésica. De hecho, la verdadera maestría requiere una sensación muscular y una imagen motora, como si estas estuvieran en las áreas cerebrales de planeación del movimiento en cuestión.
Sacudida, traqueteo y rol (social)
Quizás la pregunta más fascinante para ser explorada por los neurocientíficos es por qué la gente baila, en primer lugar. Sin duda, la música y la danza estar estrechamente relacionadas, en casos, la danza genera el sonido. Los danzantes aztecas en la ciudad de México visten mallas que contienen semillas de árbol ayoyotl, llamadas chachayotes, las cuales emiten un sentido con cada paso. En muchas otras culturas, la gente pone muchos objetos generadores de ruido – desde válvulas hasta castañuelas y cuentas – en sus cuerpos o ropas mientras bailan. Además, los danzantes aplauden, chasquean o patean frecuentemente. Como resultado, menos postulado una hipótesis de la “percusión corporal” según la cual, la danza evolucionó inicialmente como un fenómeno creador de sonido y que la danza y la música, especialmente las percusiones, evolucionaron juntas como formas complementarias de generar rimos. Los primeros instrumentos de percusión podrían muy bien haber sido componentes de los ropajes para la danza, parecidos a los de los chachayotes aztecas.
Al contrario de la música, sin embargo, el baile tiene una fuerte capacidad de representación e imitación, que sugiere que esta podría incluso haber servido como una forma temprana de lenguaje. De hecho, la danza constituye la quintaesencia del lenguaje de gestos. Es interesante señalar que durante las tareas de movimiento de nuestro estudio, observamos activación en una región del hemisferio cerebral derecho que corresponde a lo que se conoce como el Área de Broca en el hemisferio izquierdo. El Área de Broca es parte del lóbulo frontal, tradicionalmente asociado con la producción del lenguaje. En la década pasada, la investigación ha revelado que el Área de Broca también contiene una representación de las manos.
Este descubrimiento refuerza la muy conocida teoría gestual de la evolución del lenguaje, cuyos autores argumental que el lenguaje evolución inicialmente como un sistema de gestos, antes de transformarse en un sistema vocal. Nuestro estudio es uno de los primeros en mostrar que el movimiento de las piernas activa el área en el hemisferio drecho, análoga al Área de Broca, lo que ofrece mayor sustento a la idea de que la danza comenzó como una forma de comunicación representadora.
¿Qué papel puede tener el área homóloga a la de Broca en hacer posible que una persona baile? La respuesta no parece involucrar al habla directamente. En un estudio en 2003, Marco Iacoboni de la Universidad de Califorma, Los Angeles, y sus colegas, aplicaron estimulación magnética cerebral para afectar la función en el Área de Broca o en su homóloga. En ambos casos, los sujetos fueron menos capaces de imitar movimientos dactilares usando su mano derecha después de la estimulación. El grupo de Iacoboni concluyó que estas áreas son esenciales para la imitación, un ingrediente clave para el aprendizaje por medio de otros y para la difusión de la cultura. Tenemos también otra hipótesis. Aunque nuestro estudio no involucró movimientos imitativos per se, tanto bailar tanto como copiar acciones de los dedos requieren que el cerebro ordene correctamente series de movimientos interdependientes. Así como el Área de Broca nos ayuda a ligar palabras y frases, su homóloga puede servir para disponer unidades de movimiento en secuencias separadas.
Por Steven Brown y Lawrence M. Parsons
Traducido por Maira Gutiérrez Moreno
Del número de Julio de 2008 de la Revista Scientific American
[1] PET son las siglas para Positron Emission Tomography, que se traduce al español como: Tomografía por emisión de positrones. (N. de T.)
[2] MRI son las siglas para Magnetic resonance imaging, que en español significa: Representación óptica por resonancia magnética. (N. de T.)