Cerebro y consciencia : Un teatro en la cabeza
Pensar que tenemos un hombrecillo en la cabeza que interpreta lo que vemos parece una idea absurda para explicar nuestra vida mental, pero algunas teorías sobre la consciencia humana se acercan mucho a este concepto. Un ejemplo es la Teoría del Espacio Global de Trabajo que trato de describir en esta nueva entrega sobre teorías de consciencia.
Una de las teorías occidentales de más impacto sobre la relación mente y cerebro fue propuesta por René Descartes en el s. XVII. Para este filósofo y científico, la glándula pineal (epífisis) sería el lugar en el que se produce la unión entre la mente y el cerebro. En la glándula pineal se produciría la conexión entre la sustancia corpórea y el alma. Aunque en la actualidad esta propuesta nos pueda parecer descabellada, fue importante porque se señala una estructura cerebral como la responsable de la unión entre mente y cuerpo.
En nuestros días, el estudio científico de la mente y su relación con el cerebro (neurociencia cognitiva) asume como cierto que el cerebro es el responsable o la causa de que haya mente y de su fenomenología. Ahora bien, desde esta perspectiva, considerar que una sola estructura cerebral aloja la mente, o la consciencia humana puede llevarnos a conclusiones ilógicas como la siguiente:
Si partimos de la idea de que la consciencia se aloja en una sola estructura cerebral como ocurría en la propuesta de Descartes, esta estructura representaría nuestra vida mental como una pantalla de cine o una obra de teatro, y por tanto, requeriríamos al menos de un espectador que contemplara dicha representación. Esta situación no tendría mucho sentido, pues el nuevo observador sería también como un cerebro nuevo dentro del anterior que a su vez necesitaría de otro espectador. Así, razonaríamos que la mente requiere de infinitos observadores dentro de nuestra cabeza, y eso no parece una teoría razonable de cómo el cerebro genera la mente (véase la Figura). Esta explicación de los fenómenos mentales fue denominada por el filósofo Daniel Dennett como “teatro cartesiano” y le sirvió para criticar duramente aquellas teorías que trataban de relacionar una sola estructura cerebral con el fenómeno de la consciencia humana.
A pesar de todo, Bernaard Baars propuso en los años 80-90 una teoría sobre la consciencia que roza el concepto de teatro cartesiano y que en la actualidad es una de las más aceptadas por la comunidad científica, sobre todo, porque es sencilla y explica una amplia gama de fenómenos mentales y cerebrales.
¿Cómo se llama y en qué consiste esta teoría?
Se le denominó teoría del Espacio Global de Trabajo y considera que la mente podría entenderse como un teatro donde ocurren multitud de cosas simultáneamente. La consciencia sería un elemento de ese teatro.
Me explico: Por un lado tenemos lo que ocurre en el escenario, iluminado por un foco de luz. Por otro lado estarían los espectadores, demás actores que no están en escena, y otros encargados de controlar y dirigir la obra para que no se produzca ningún imprevisto. La parte consciente sería la que está bajo los focos de luz y es capaz de evocar una información accesible a todos los demás elementos del teatro, y por tanto, todos sin excepción pueden procesar esa información. Sin embargo, la actividad individual de cada espectador u otra persona de apoyo a la obra, no está disponible para nadie más que para ellos mismos y constituye un elemento inconsciente. Cuando un actor, pasa de la oscuridad a los focos, entonces la actividad que está desarrollando se hace accesible para todos, se hace consciente. Por tanto, la consciencia desde esta teoría es entendida como accesibilidad de información. Si todo esto es cierto, ¿cómo es capaz nuestro cerebro de llevar a cabo esta función de accesibilidad?
La propuesta de Stanislas Dehaene: Espacio Global-Neuronal de Trabajo:
Stanislas Dehaene, un matemático dedicado a la psicología y la neurociencia tomó el relevo de Baars y propone una red neuronal que se ocupa de da accesibilidad a la información relevante (hacerla consciente). Para este autor y sus colaboradores (2014) distintas partes del cerebro que se encuentran distantes unas de otras, se ponen de acuerdo para ir representando información relevante. Esta representación consiste en un proceso en el que la información de cada área del cerebro es accesible por todas las demás. Dependiendo de la información que se hace accesible en cada momento la experiencia consciente tendrá un contenido u otro.
Así pues, las estructuras del espacio global sirven para hacer disponible información que de otro modo sólo quedaría enclaustrada localmente. Todas las piezas de información que se hacen accesibles en un momento dado, conformarían la vida consciente en ese instante.