Características de la percepción sonora
El fenómeno orgánico
En función de la enorme cantidad de vibraciones que se producen en el tímpano, el sistema auditivo ha desarrollado una compleja forma de discriminación, capaz de separar el conjunto de estímulos en “partes más simples”. Este sistema se basa en la disposición (en el oído interno) de 30.000 células fonorreceptivas que se activan sólo ante determinadas frecuencias. Esto nos permite distinguir por ejemplo, varios instrumentos tocando a la vez, así como los distintos armónicos de cada uno.
Como el tímpano pierde elasticidad con la edad, por ello la sensibilidad o agudeza auditiva también merma al envejecer. Los fonorreceptores no pueden regenerarse, así que una lesión en esa zona puede provocar una sordera total e irreparable.
El estimulo sensorial
Hoy los científicos confirman que el oído es el más calificado de los estímulos sensoriales cerebrales. Para dar un ejemplo, por cada célula “encargada de oír” existen cuatro mil células “encargadas de ver”. Somos capaces de percibir frecuencias sonoras de 16.000 Hz (ciclos/segundo), mientras que un avance a una velocidad de tan solo 24 cuadros por segundo nos hace percibir movimiento donde sólo hay imágenes estáticas (de ahí el éxito del cine). Alguna estimaciones consideran que el 20% de los estímulos corresponden a la vista, el 30% corresponden al gusto, olfato y tacto, y el 50% corresponden al sistema auditivo.
El oído, además de controlar el sentido del equilibro y nuestra capacidad para realizar movimientos coordinados, está relacionado con la memoria auditiva: el cerebro registra el estímulo sonoro, conserva su recuerdo a corto y a largo plazo y recupera la información en el momento necesario. La memoria auditiva, como la visual, es global más que analítica: conservamos la imagen sonora con todos sus elementos interrelacionados (melodía, ritmo, timbre, intensidad).
Autor: Equipo de GIPEM